EXHIBICIÓN DE DEMAGOGIA. James M. Linden

Durante los días que el huésped de la Moncloa meditó si tirar o no la toalla, estuve dudando sobre si merecería la pena sentarse a escribir sobre el asunto. Considerando la cantidad de tinta vertida desde el mismo día que anunciara su decisión de recogerse para reflexionar, pensaba que sería un ejercicio más de adocenamiento contribuir a la popularidad de un personaje que tiene más que ver con la prensa del corazón que con el mundo de la alta política si es que de esta, en España, algo queda. Opté por esperar hasta el lunes para saber si el anuncio de su decisión coincidiría o no con la decisión que, yo pensaba, tenía ya tomada de antemano. Visto que el resultado de su periodo de reflexión coincide con mi apuesta (estaba cantado) y dado que a veces la vanidad se sobrepone a la futilidad del asunto intentaré ser breve y ligero en el comentario?

El Dr. Sanchez como consumado demagogo, aunque no es el único, ha fabricado un golpe de efecto de naturaleza politico-sentimental con el fin de galvanizar a su publico en un momento en que su continuidad parecía estar en entredicho. Lo demuestra la exhibición de fervor que unos miles de fans le han ofrecido el pasado fin de semana, las manifestaciones de apoyo sin fisuras que los sospechosos habituales de la industria cultural y dos burocracias sindicales subvencionadas han aireado, las llamadas a cerrar filas entorno al presidente del gobierno para defender la necesaria regeneración democrática que según RTVE, su órgano de propaganda y demás medios serviles urge poner en marcha. En este entremés melodramático cercano a la astracanada lo único que ha faltado como apoteosis ha sido una nueva puesta en escena del grito histérico que Penélope Cruz profirió cuando en la entrega de los Oscar del año 2000 desveló el nombre de: ¡Peedroooo!!! La vicepresidenta Maria Jesús Montero arengando a las huestes en los alrededores de Ferraz, descamisada, casi afónica, dejaba mucho que desear.

En resumen, que todo ha salido según el guion, por ahora? Una vez que el golpe político-sentimental se consolide, dado que sus socios y aliados de gobierno no tienen adónde ir ni a quien reclamar, un Dr. Sánchez investido de nuevo con la indiferencia abúlica de gran parte de la población, se dedicará a recompensar los intereses, los caprichos, las emociones de quienes lo han sostenido y lo sostienen mediante el ejercicio de algo parecido al soborno.

La diferencia entre una actitud política demagógica ( basada esta en la adulación del pueblo, o una gran parte de él, según Aristóteles) y una actitud política prudente, discreta, puede resumirse en esta máxima del legislador ateniense Solòn ( 640 ? 558 a. C ) : « No aconsejes los más agradable sino lo mejor » . Hasta hoy el presidente del gobierno se ha dedicado a ofrecer, salvo en contadas ocasiones, lo más agradable.

Mientras escribo estas líneas, en los locales que hay cuatro pisos más abajo se oye como los golpes que los operarios dan para habilitarlos como trasteros, ¡bum! ¡bum! ¡bum! retumban hacia arriba?; pensé que podría ser una buena imagen de la trayectoria del Dr. Sanchez como demagogo : un ejercicio inconsciente de demolición sin prisa, sin pausa.

James M. Linden